El domingo 5 de agosto de 1990, en cumplimiento a la segunda fecha del Torneo de la Liga Deportiva Central Vedia, en el Parque Greene el Club Deportivo Sarmiento recibió la visita del Club Social y Deportivo Unión de El Dorado venciéndolo por 1 a 0 con gol conquistado por Julián Ríos a los 42’ del primer tiempo; encuentro que fue arbitrado por Héctor Gadán. Finalizado el partido al retirarse la parcialidad visitante los directivos del club anfitrión advirtieron que el retoño del “ombú de Sarmiento” había sido dañado irreparablemente.
Entendemos que se trató de un hecho puramente accidental, seguramente ocasionado por una maniobra de un vehículo al estacionar. Tampoco hay que descartar la posibilidad de que algún simpatizante de la entidad de la vecina localidad, ignorando su significado, dañara el retoño recientemente plantado, en forma tal que causaron su pérdida definitiva y con ello la destrucción de una parte de la historia de nuestra ciudad y del Club Deportivo Sarmiento. A posteriori las autoridades del Club Unión, negaron toda responsabilidad de sus simpatizantes sobre este suceso, aduciendo que al llegar a ese lugar para presenciar el encuentro el retoño ya se encontraba en esas condiciones; hipótesis que también entendemos como posible.
Al día siguiente del partido el Sr. Guillermo Fossaluzza responsable del periódico local“La Nueva Voz” concurrió a verificar lo acontecido con el vástago del “ombú de Sarmiento” con dos de sus hijos.
FOTO: Fossaluzza e hijos ante el daño irreparable.
Más allá del destino irremediable que tuvo el retoño, entiendo que el lugar elegido para ser plantado no fue el más adecuado ni se habían adoptado las medidas de seguridad mínimas para preservarlo convenientemente; era el primer partido oficial del año con público visitante y el resultado quedó a la vista.
Tal como ocurrió con el original “ombú de Sarmiento” este retoño no se plantó en el lugar correcto; en ambos casos existió la mejor voluntad y predisposición para ello, con loables inquietudes de parte de los forjadores de esas iniciativas. Entiendo que en esta segunda oportunidad no debió plantarse en el Parque “Greene”, no solamente en el lugar preciso donde se hizo, sino en ningún punto de ese espacio deportivo.
Si bien era y es, un lugar lógico para rendir un homenaje de esta naturaleza, la experiencia, la práctica no condice con esa realidad al proyectarlo en el futuro. Estos parques deportivos son muy dinámicos en sus estructuras y van variando constantemente, con construcción de nuevas instalaciones (tribunas, vestuarios, sanitarios, torres de iluminación, espacios para otros deportes, etc.) o nuevas disposiciones reglamentarias (lugares de acceso, cuestiones urbanísticas de la ciudad, estacionamientos, divisiones de hinchadas, etc.), por lo que tarde o temprano correría la misma suerte que el primer ombú.
A la prueba me remito, en los inicios de este siglo, el Deportivo Sarmiento realizó una reforestación del sector del Parque Greene lindante con la calle La Rioja, entre las especies que se plantaron hubo un nuevo ombú. Con el transcurrir del tiempo el mismo no alcanzó el desarrollo y la magnitud que se esperaba, pasando prácticamente desapercibido para los asiduos al lugar. La construcción de las dos canchas de césped sintético que instaló la institución en ese sector, originó que ese ombú lamentablemente también fuera extraído.
Por estas cuestiones y entendiendo que, como ya lo expresara, aquel plantado originalmente era “el ombú de Domingo Faustino Sarmiento” y no “el ombú del Club Deportivo Sarmiento”, aunque existiera una historia compartida, el retoño debió haber sido plantado en algún lugar público (Parque Perkins, plazas, plazoletas, bulevares, establecimientos educacionales, etc.) que hubiera asegurado su perpetuidad.
Señalo, que de ningún modo estoy efectuando una crítica a los actores de esta historia de nuestro pueblo, por el contrario, valoro enormemente la sensibilidad y el apego al acervo cultural comunitario que hicieron gala en estos sucesos; mi propósito ha sido refrescar estos recuerdos para que nos sirvan de experiencia para futuros eventos similares.
Ahora bien, la Comisión Directiva del Club Deportivo Sarmiento valoró en grado sumo el significado y la tradición del “ombú de “Sarmiento”, y tratando de remediar en parte lo que institucionalmente le compete en esta historia en agosto del 2017, coincidente con el centenario de la entidad, al dejar inaugurado el Barrio “Centenario”, en el lugar destinado a su plaza, se plantó un retoño de ombú, con las expectativas que crezca majestuosamente como el mismo barrio y sea además el símbolo de la participación del club en este importante emprendimiento comunitario.
En aquel primer ombú los encargados de plantarlo fueron los señores Oscar Alfredo Lombardini y Alfredo Martínez; en este caso los señores Vicente Terrile, Silvio Di Placido y Román Villanueva, todos integrantes del consorcio del Barrio.
Momentos en que se plantaba el ombú del Barrio “Centenario”.
También las autoridades del club preveían plantar un ombú en el nuevo Complejo Deportivo y Recreativo, para proseguir con esa tradición, esperando una fecha propicia para hacerlo. En el transcurso del año pasado, en forma totalmente casual, un ex vecino de Vedia de visita en la ciudad, se acercó a directivos del club, para ofrecerles dos retoños de un retoño del “ombú de Sarmiento”; es decir un nieto de aquel ombú, ya leyenda.
Esos dos vástagos, de similares características, fueron plantados simultáneamente en las proximidades del portón de ingreso a las espaciosas instalaciones que tiene Sarmiento al fondo de la Avenida Leandro N. Alem.
Para quitar dudas sobre sus genes, uno de los retoños ha crecido en poco tiempo en forma desmesurada en comparación con el otro, como si hubiera encontrado el lugar ideal para desarrollarse óptimamente.
El retoño ya ombú.
El otro vástago que crece.
Así culmina esta historia, deseamos de corazón que estas nuevas especies emulen a aquel añejo “ombú de Sarmiento”, y que les brinden la sombra y cobijo que tanto añoramos a generaciones y generaciones de vedienses.
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