
La Liga Deportiva del Oeste (LDO) de Junín celebró recientemente un gran triunfo de parte de la Selección Sub 15 que se coronó campeona en la fase regional de la competencia. Uno de los pilares de ese equipo fue Faustino López, un joven volante oriundo de Vedia que no solo se destacó por su juego, sino también por llevar la capitanía. Faustino, quien se forma en la prestigiosa Academia Mascherano, personifica la mezcla de talento de pueblo, sacrificio y disciplina que caracteriza al fútbol formativo argentino.
Nacido en Vedia, un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, Faustino dejó su hogar siendo muy joven para perseguir un sueño que hoy lo pone en la puerta de la instancia nacional. El capitán campeón compartió sus inicios, el rigor de la Academia, la emoción de representar a Junín y el desafío de la distancia familiar. Su historia es un testimonio de que la dedicación constante puede transformar los sueños de un niño en metas palpables.

La pasión por el fútbol de Faustino se encendió en la cuna, impulsada por una fuerte tradición familiar. «Yo soy de Vedia, un pueblito», comienza, antes de explicar que la influencia de sus mayores fue determinante: «Arranqué a jugar desde muy chico, de los 3 años por ahí, porque la familia de mi papá son todos muy futboleros y desde chiquito siempre me inculcaron eso». Sus inicios fueron en los clubes locales, Sarmiento y luego Atlanta, ambos de Vedia, donde desarrolló sus primeras habilidades.
El gran punto de inflexión llegó a los 12 años. Mientras jugaba para la selección Sub 13 de su pueblo, su talento llamó la atención en un partido clave. «Ahí en un partido contra la selección de Junín me vio un visor acá de la Academia y nada, me dijo que venga a entrenar y bueno, vine y ahí me dijeron que había quedado», relata sobre el momento decisivo que lo llevó a Junín.

Desde ese día, la vida de Faustino dio un giro radical. Ya lleva casi tres años en la Academia Mascherano, un tiempo que transformó por completo su visión del deporte. La diferencia con el fútbol de su pueblo fue abismal. «El cambio fue grande sobre todo porque bueno, yo vivía en un pueblo y hay dos clubes nomás, entonces no teníamos mucho como para entrenar y eso». El nivel de entrenamiento y la infraestructura de la Academia fueron un shock positivo. «Toda mi familia y yo quedamos sorprendidos por cómo se manejaba el entrenamiento y todo eso era como un mundo nuevo. Pero bueno, por suerte me pude adaptar rápido con mis compañeros y enseguida me fui acostumbrado al ritmo” recuerda sobre ese período de adaptación.
La convocatoria a la selección Sub 15 de la LDO fue un reconocimiento al sacrificio diario de Faustino. Para él, fue una emoción inmensa, especialmente por el reconocimiento que esto implica a su sacrificio. «No, la verdad que contentísimo de que me dijeron porque nada, sobre todo por el por el esfuerzo ver como papá trabaja por mí y todo eso tiene su recompensa».

La reciente victoria regional fue el fruto de la cohesión del plantel, que supo integrar rápidamente a los jugadores de diferentes clubes. Faustino destaca el ambiente dentro del equipo: «El grupo, la verdad, es un grupo muy bueno, por suerte. Desde que llegamos los cuatro chicos de la Academia nos trataron muy bien y por suerte como grupo nos pudimos entregar y yo creo que eso fue como lo que hizo que podemos salir campeones».
El joven capitán vivió la final con intensidad, especialmente el partido de ida. «La ida me sentía un poco nervioso porque habíamos empezado no jugando muy bien, pero bueno, por suerte pudimos sacar un buen resultado allá y acá ya tranquilo y cuando hicimos el gol rápido ya nos sentimos mucho mejor, con confianza. Así que estuve todo el final tranquilo».

Además de ser una pieza clave, Faustino tuvo la responsabilidad de llevar la cinta de capitán. Un rol que lo tomó por sorpresa: «La verdad siendo sincero no me lo esperaba». Sin embargo, asumió el desafío con madurez: «En el momento que me dijeron fue obviamente un orgullo, lo tenía que tomar con mucha responsabilidad e intentar ayudar al equipo y que le pueda ir lo mejor posible». Para él, este campeonato es la mejor recompensa al esfuerzo: «Un orgullo, muy muy contento por el sacrificio el día a día, así que muy contento por todo lo que vivimos”.
El mayor sacrificio de Faustino, como el de muchos jóvenes promesas, es la distancia familiar. Dejar el hogar a los 12 años implica un desarraigo que se siente, especialmente el primer año. «Al principio sobre todo a mi mamá le costó bastante porque bueno, yo siempre fui muy pegado a ella, me extrañaba mucho pero ya ahora es otra cosa, ya estoy más acostumbrado. Estoy más tranquilo ahora se puede decir».

Esa distancia es la que forja un lazo inquebrantable en la pensión de la Academia. «Somos todos muy muy compañeros. Esto de que estamos todos lejos de nuestras familias nos sirve mucho como para ayudarnos entre nosotros, nos hacemos como hermanos básicamente porque si no nos llevamos entre nosotros no nos va a ayudar nadie, así que somos todos muy unidos y la pasamos muy bien todos juntos».
Lo que más disfruta en la cancha es precisamente esa hermandad trasladada al juego: «Sobre todo, disfrutó del compañerismo, por suerte fueron otros chicos de la Academia también así que lo compartí con ellos. Yo acá con los chicos de la Academia vivimos todos los días juntos, estamos todo el tiempo juntos en la pensión, entonces jugar juntos es también como que se disfruta eso».

De la selección de Junín, se lleva un gran aprendizaje que va más allá de lo táctico: «Sobre todo el aprendizaje fue el poder compartir con chicos nuevos, hacernos de amigos nuevos, que eso es muy importante y en cuanto a la competencia es otro tipo de competencia también donde aprendés mucho, mejorás mucho».
Con la fase regional asegurada, el próximo desafío es la instancia nacional. Faustino se declara listo y ansioso: «Yo también estoy un poco nervioso se puede decir, pero nervioso de ansia de querer jugar. Así que nada, esperando que llegue el momento, que toque el rival que toque, vamos a nosotros a dar lo mejor e intentar ganar». Su visión de futuro es ambiciosa, pero paso a paso: «Mi objetivo a futuro básicamente es intentar primero llegar a un club profesional, poder debutar y bueno, poder de a poco ir creciendo».
Finalmente, el joven capitán quiso agradecer a quienes lo sostienen: «Agradecerle a mi familia, mi mamá, mi papá, a mis amigos de allá de Vedia que no los veo seguido, agradecerle a toda esa gente que de chiquito siempre estuvo». El camino de Faustino recién comienza, pero su historia ya es un testimonio de cómo la disciplina, el sacrificio y el apoyo familiar son la base para cualquier gran logro deportivo.




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