Foto con fines ilustrativos del intendente Ferraris
-En los últimos días se conoció que recibió la boleta de luz con un 200 por ciento de aumento, alcanzando un monto superior a los 4 millones de pesos. Los constantes tarifazos en servicios públicos, facilitados por la liberalización de precios dispuestos por el Gobierno nacional, tienen a maltraer a Leandro N. Alem. ¿Cómo se gestiona, intendente, en un contexto como este? ¿Con qué estrategias? ¿Cuáles son los desafíos?
Estamos haciendo un trabajo conjunto con el equipo de Hacienda para poder poner arriba de la mesa cómo se han incrementado los gastos fijos, en este caso, del municipio. Es lo mismo que sucede en cada uno de los hogares, ¿no? Cada familia de la Argentina está teniendo un incremento tremendo de los gastos fijos que tienen que ver, sobre todo, con los servicios, no estamos hablando de lujos. Estamos mostrando cómo los incrementos repercuten en instituciones sensibles como el hospital, los hogares municipales, las unidades sanitarias, los talleres protegidos.
Entonces, bueno, ¿cómo se hace para gestionar en este contexto? Y es realmente muy complicado porque uno tiene que dejar de hacer otras cosas para poner más dinero en esos gastos fijos.
-Pareciera que los intendentes tienen que agudizar el ingenio…
La verdad es que uno piensa cómo puede ser que estemos viviendo algo así. Yo veía cómo en redes sociales el presidente, Javier Milei, defendía a las fuerzas de seguridad que atacaban a los jubilados. Ese es el Presidente que tenemos. Creo que la sociedad argentina tiene que ir comprendiendo lo que está pasando.
Nosotros, en nuestro rol de intendentes, entendemos todas las provocaciones del gobierno nacional contra el Estado, pero me parece que la cosa ya no solo pasa por las estrategias políticas sino por una cuestión de condición humana, ¿no? Una persona que festeja ver cómo le pegan a un adulto mayor amerita un análisis humanista.
Yo invitaría a cualquier funcionario del gobierno nacional a que vaya a hacer cola a una farmacia y vea que hoy es el Muro de los Lamentos, llora una persona adelante de otra por no poder comprar la medicación. Pero ¿quién tiene la sensibilidad para entender esto, para ir y estar ahí? Están en otra cosa, no les interesa un carajo los argentinos. Por eso llamo a hacer un análisis humano.
-Hablaba de los jubilados que tomaron la posta de las protestas. Sin embargo, ¿nota que las calles, en general, están tibias ante este ajuste caliente?
La gente está triste, el pueblo está triste, no hay nadie en la calle, los comerciantes se miran. Hay una tristeza y una preocupación enorme. Hace un tiempo atrás la clase media de la Argentina se quejaba que 200 dólares comprados oficialmente a 300 y pico de pesos era poco y quería que se liberara el dólar porque quería comprar más, hoy las expectativas de la clase media no son comprar dólares, no son comprar un terreno, comprar una casa o comprarse un auto, las expectativas de la clase media es poder garantizar la comida y los servicios en su casa. Si esto no es retroceso, bueno, díganme cuál es el avance que está teniendo el país.
La realidad es que a este gobierno insensible no le importa nada, está en la estratosfera, en la pavada total, en alguna red social y en los negocios que está armando. Entonces, entiendo que a lo mejor muchos esperan otro tipo de manifestaciones por parte del pueblo, pero también la gente puede tener miedo porque una de las cosas que hace este gobierno es transmitir miedo porque gobiernan con látigo a fuerza de que la gente la pase mal.
En este contexto, la sociedad no tiene que distraerse con las provocaciones continuas del vocero (Manuel Adorni), del Presidente, de sus allegados; la gente tiene que tener bien en claro que acá se está rompiendo el proyecto de país.
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