El día sábado 20 de agosto pasado, en las cómodas instalaciones del Hotel Brunette, un buen número de peronistas asistieron a una charla de Guillermo Moreno, empresario, político y economista, ex secretario de comunicaciones entre 2003 y 2006 durante el gobierno de Néstor Kirchner, y de Comercio Interior desde el 2006 hasta el 2 de diciembre de 2013 (gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner).
Tanto Guillermo Moreno como su lugarteniente Horacio Valdez, secretario general del Sindicato de obreros de la industria del vidrio, fueron muy honestos y no ocultaron su posición ideológica: peronistas de extrema derecha.
Valdez, además de ser titular del sindicato del vidrio, es quien tiene a su cargo el armado del partido político que postula a Guillermo Moreno como presidente de la Nación.
Las primeras palabras del acto estuvieron a cargo de Valdez quien, para sorpresa de la docena de vedienses presentes, dijo que (como Patricia Bullrich) había sido Montonero pero desertó a tiempo y se hizo peronista conservador. Tras vapulear a un joven arenalense que había militado (o aún lo hace) en la Campora, recordó cuando Perón echó a los Montoneros, Juventud Peronistas, etc. de la plaza de Mayo. Aunque no lo dijo, quedó en claro que Horacio Valdez estuvo de acuerdo con la masacre de Ezeiza, y de la creación de la Triple A que secuestró, torturó y mató a tantos argentinos ya sean estudiantes, obreros, trabadores sociales, artistas, etc.
Guillermo Moreno, a su lado, no dijo nada por lo que se supone que compartía aquella posición.
De igual manera, al no decir nada, Guillermo Moreno debe haber compartido la definición de Valdez cuando señaló que es necesario fomentar, ayudar a los empresarios porque, sin empresa, no hay obreros. Al respecto, cabe apuntar que son los obreros y empleados quienes hacen las riquezas que se apropian los empresarios (plusvalía).
Valdez también dijo algo que no le movió un pelo a Moreno: que es necesario una reforma laboral (tal como piden de otros sectores en representación de los grandes empresarios que ostentan el poder real).
Fue larga la exposición de Valdez pero mucho más extensa la de Guillermo Moreno, quien hizo una diatriba dogmática, es decir: parecía que él creía que no era su verdad, sino en realidad “la verdad”.
Hablando de dogmatismo, Moreno se dijo ser muy católico (no se le preguntó si era o pertenecía al Opus Dei), que estaba en contra de la libre elección a abortar como así también la próxima discusión sobre la eutanasia. “Dios da la vida y debe ser Dios quien la quita”. Así la muerte de un bebé la determinar Dios. Las bombas atómicas que Estados Unidos arrojó sobre Japón, también la determinó Dios. Lo que no dijo Moreno es si estaba a favor o en contra del casamiento entre personas de un mismo sexo. Tampoco, aunque se supone cuál es su posición, qué opinión tiene sobre los gay, sobre las lesbianas y travestís, etc, aunque si dejó en claro su desacuerdo con políticas progresistas relacionadas con la inclusión (día de las niñeces, el reemplazo por la letra «e», y otras.)
Moreno resaltó permanentemente la corrección de la supuesta ideología peronista: ni yanquis ni marxista: peronistas. Es decir, no está en contra de Rusia la que ya no es más comunista, al contrario, señaló que EEUU y Rusia están de acuerdo con la guerra de Ucrania para detener el avance económica europeo, en especial, el de Alemania.
También habló de lo correcto de la supuesta ideología peronista en el sentido de definir la tercera posición (parecida a la “avenida del medio” de Massa): la comunidad organizada compuesta por los obreros y los capitalistas. Pero aclaró, por si algún distraído no lo hubiera advertido, que el peronismos no combate al capital como lo señala la Marcha de los muchachos peronistas.
Como alejado de todo lo que tenga olor a izquierda, denigró al gobernador bonaerense Axel Kicillof al que no sólo consideró marxista sino que no sabe nada porque en su vida ni siquiera vendió un café. Ese mismo concepto utilizó para descalificar a Alberto Fernández y Sergio Massa de quienes, dijo, nunca trabajaron en relación de dependencia (salvo en el Estado), nunca fabricaron nada, ni siquiera tuvieron un comercio gracias al cual, al menos, hubieran aprendido a comprar, vender y hasta cobrar.
El antimarxismo de Perón, al parecer, se representó en el “tercer Perón” ya que, luego del golpe de Estado del 55, nombró como su representante personal en argentina al marxista John William Cooke.
Guillermo Moreno dijo que no tenía fe que Massa pudiera sacar al país de la crisis en la que está pero que, si lo lograba, sería un milagro que el Frente de Todos pudiera ganar en 2023.
Ya sobre el final de su exposición (y en respuesta a una pregunta) consideró que no había que reducir la retenciones pero sí los impuestos y contribuciones. Abogó por reducir el costo de la producción cerealera (y de oleaginosas) reduciendo considerablemente el monto que se paga (y se cobra) por el alquiler del campo (en realidad de los alambrados) con lo cual los arrendatarios ganarían más. Moreno indicó que, en conversación con la Sociedad Rural, estos no les había parecido mal la idea ya que el Estado les daría en compensación por la reducción del arrendamiento, un bono el que podría negociar en el mercado de valores. Con esto, al parecer, se aumentaría más la deuda estatal. Pero ya no hubo tiempo para las repreguntas y pedidos de ampliación de la propuesta.
Por último, Guillermo Moreno aseguró que encabezará la lista como candidato a presidente de la república y que piensa armar en cada distrito una lista partidaria. Los pocos vedienses presentes se preguntaron quiénes podrían armar una lista en el distrito del peronismo de extrema derecha.
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