La Sociedad Argentina de Urología (SAU) y la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC) expresaron su preocupación ante lo que consideran una “dramática” disminución de las consultas urológicas de rutina sobre las que estiman un descenso del orden del 50%, así como también una interrupción de los tratamientos en 1 de cada 3 pacientes con diagnóstico confirmado de cáncer de próstata.
“En hombres mayores de 50, esta situación atenta sobre todo contra la posible detección temprana de cualquiera de las múltiples patologías prostáticas y fundamentalmente con aquellas malignas que presentan mucho mejor pronóstico si se las aborda precozmente. De esta manera, estamos perdiendo una oportunidad irrecuperable”, afirmó Norberto Lafos, médico urólogo, Presidente de la Sociedad Argentina de Urología.
El agrandamiento benigno de la próstata y el cáncer de próstata son condiciones que generalmente se presentan en hombres a partir de los 50 años, segmento etario que coincide con los grupos de riesgo de padecer mayores complicaciones a causa del Covid-19.
Entre los principales síntomas que permiten sospechar la potencial presencia de alguna enfermedad prostática y que ameritan una consulta médica, se encuentran un incremento en la frecuencia de las micciones, especialmente durante la noche, flujo débil e interrumpido, dificultad para orinar y limitaciones para vaciar la vejiga por completo.
El cáncer de próstata, en sus estadios iniciales, es totalmente asintomático y es en esta etapa en la que las posibilidades de curación son altísimas. Por lo tanto, es muy importante consultar con el urólogo.
La gente suele acostumbrarse a vivir con los síntomas miccionales, que por lo general están asociados al crecimiento benigno de la próstata. Los toman como algo natural producto del avance de los años y creen que no tienen la opción de revertirlos. No solo esto no es así, sino que en algunos casos podrían estar encubriendo una patología oncológica. La demora en el diagnóstico representa un tiempo clave que atenta contra el pronóstico del tratamiento”, expuso Florencia Perazzo, médica especialista en oncología clínica y expresidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica.
El diagnóstico precoz
Los controles de rutina para diagnosticar ambas condiciones incluyen la realización de un examen digital del recto (tacto rectal) y un estudio de sangre para medir el antígeno prostático específico (PSA). Si luego de ambas pruebas se mantiene la sospecha, el urólogo recurre a la realización de una biopsia prostática, que es el método que determina con precisión la presencia o no de células tumorales.
Hoy en día los métodos diagnósticos son sumamente efectivos y las alternativas terapéuticas variadas y probadas, por lo que los especialistas insisten en que a partir de los 50 años se debe hacer una consulta con el urólogo y mucho más aún cuando se presentan algunos de los síntomas descritos o antecedentes familiares de cáncer de próstata.
El cáncer de próstata en la Argentina es el tercero en mortalidad, muy cerca del cáncer de colon y recto, mientras que el primero con mucha mayor prevalencia es el cáncer de pulmón.
Detectado a tiempo, existen diversos tratamientos para cáncer de próstata con buen pronóstico, entre los que se incluye la cirugía, radioterapia, terapia hormonal, terapias dirigidas y quimioterapia. Para la hiperplasia benigna de la próstata hay medicaciones y también se utiliza la cirugía cuando los síntomas afectan mucho la calidad de vida y existe riesgo de obstrucción urinaria. (DIB) MCH
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