Casi en un contexto chicanero de otros tiempos, he recibido “un vuelto político”, término que asumía en exterminio por estos días.
Es claro que hacer lo que corresponde no tiene una valoración positiva en esta comunidad y quizá tampoco a nivel nacional y provincial, razón que no afectará mi compromiso tampoco mi integridad personal.
El pasado 21 de septiembre sentí vulnerados mis derechos de ciudadano y comerciante, respetando en mi comercio la ley que prohíbe la venta de bebidas alcohólicas a menores, encuentro el mismo día minutos después un carri-bar que expende cerveza artesanal sin ningún control, molesto por la injusta situación consulto a las autoridades correspondientes respondiéndome éstas que el puesto estaba autorizado por el juez de faltas, ¿evidencia esto que existen permisos locales circunstanciales para violar leyes nacionales?
Indignado por la situación exprese el hecho en un medio escrito y por supuesto expresarse cuando no se piensa igual, denunciar públicamente una injusticia y la violación desde el estado mismo a sus propias leyes tiene consecuencias.
Recientemente, días después de mi pública disconformidad la misma policía por orden del mismo juez de faltas y por llamado de un misterioso vecino, realizó un imprevisto procedimiento de control en mi comercio, y no encontrando ninguna objeción en cuanto habilitación y cumplimiento de normas legales, manifestaron que no se cumplía con las condiciones de distanciamiento.
Es escandaloso el sectarismo y la falta de coherencia con el que se utiliza el poder del estado.
Es triste ver a mi edad lo que han hecho y están haciendo con la comunidad que me vió nacer y crecer, pero más triste es reconocer que una parte de la sociedad acompaña y acepta este tipo de formatos podríamos llamar culturales en el que lo justo es castigado, hasta despreciado y vulnerado y el que piensa diferente es perseguido, censurado, acallado.
Sólo existe una opción para sobrevivir, es pensar igual o mejor aún, no pensar.
Es esta solo una conclusión y ejemplo de un hecho puntual que me perjudica personal y socialmente, pero los que vivimos acá sabemos que es un formato que se replica sin descanso en cada rincón y es momento de decir, de preguntarnos, de repensar, si este es exactamente el modelo de ciudad en el que deseamos vivir, para mí, no es como me gusta, no es como lo deseo, lo digo y lo seguiré diciendo, porque el silencio no es mi idioma.
Bueno la política es buena los políticos siempre sucios.
Bueno voy a hablar de mi familia la policía cuanto cambio, alcahuetes, obsecuentes de los políticos todos opinan diciendo incoherencias y cuando operan todos opinan nadie conduce. En mi caso apareció un tal Guillermo Kennedy, mal educado, soberbio diciendo cosas estúpidas con improperios haciendo alardes de vínculos comunales, un alcahuete político, me da lástima como policía que sigo siendo aunque personal torpe desconoce.
Jodido el policía que hizo cacería en el zoológico, como no podía hacer nada en mi comercio el comisario enredo a uno de los comensales a cuadras del lugar, le hizo una encerrona, control de alcoholemia y bueno, que detective.
Fijate cuantos levantadores de juego clandestino se detuvieron, contame de los punteros y traficantes de drogas, es el negocio de la gorra.
Cara dura el juez de faltas que habilita venta de alcohol el 21 de septiembre en contra de toda norma pues luego aplica sanciones estúpidas y a gente que le podría dar ejemplos de vida. No tengo dudas sos un tartufo mamarracho, como todo el gobierno municipal.
Horacio Arceluz, Poroto
DNI 10230949
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