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Por primera vez ante un medio de comunicación, U.S., testigo del asesinato de Cristian Maximiliano Díaz (36), alias «Gringo», relató a Télam lo sucedido la madrugada del 12 de julio de 2018.
Un testigo clave del crimen por el que está detenido el músico Cristian «Pity» Álvarez afirmó, a dos años del caso ocurrido en el barrio Samoré de Villa Lugano, que el ex líder de Viejas Locas e Intoxicados era «una bomba de tiempo», mientras el acusado permanece bajo tratamiento psiquiátrico en la cárcel de Ezeiza a la espera de que se fije una fecha para el juicio que debía comenzar en abril y se postergó por la pandemia.
Por primera vez ante un medio de comunicación, U.S., testigo del asesinato de Cristian Maximiliano Díaz (36), alias «Gringo», relató a Télam lo sucedido la madrugada del 12 de julio de 2018 cuando presenció el momento en el que «Pity» Álvarez (48) le pegó a la víctima un primer tiro en la cara con una pistola calibre .25 y luego lo remató de otros tres disparos también en el rostro.
«Siempre estaba drogado y enfierrado; era una bomba de tiempo que iba a explotar en cualquier momento y explotó ahí. Espero que pague por lo que hizo» dijo a Télam U.S., quien prefirió no revelar su identidad por miedo a ataques de los fans del cantante.
«Yo estaba en la torre 14 del barrio Samoré con unos amigos y el ‘Gringo’ se encontraba a 100 metros con otros pibes. Cuando se quedó solo me acerqué y empezamos a hablar porque lo conozco de toda la vida, nos criamos juntos en el barrio», aseguró al recordar el inicio de esa trágica noche.
Luego de unos minutos, indicó que el exlíder de Viejas Locas bajó de su departamento, ubicado en la torre 12, junto a su novia, y cuando se dirigía a la zona del estacionamiento, Díaz llamó al músico y comenzó una discusión.
Según lo que reconstruyó el juez de instrucción Martín Yadarola, esa discusión se dio porque la víctima le recriminó a «Pity» andar diciendo que él le había robado unas pertenencias de una mochila.
«El ‘Gringo’ levantó la voz, por lo que yo me acerco. El ‘Pity’ le reclamaba algo, entonces les digo que se dejen de joder y ahí ambos se calmaron», contó.
En ese momento, U.S. notó que el Pity «estaba drogado» y tenía ambas manos en los bolsillos del camperón que llevaba puesto.
«En menos de un minuto vuelven a discutir, esta vez más eufóricos. El ‘Gringo’ se saca la campera para pelear y lo empuja. Por el impulso el ‘Pity’ se va para atrás y de la mano derecha sacó un ‘fierro’ (una pistola) y le tiró de una en la cabeza, a la altura del ojo», relató.
«El ‘Gringo’ cayó muerto, me di cuenta enseguida que lo mató. Después lo remató con tres o cuatro tiros en la cara», continuó.
U.S. aseguró que en ese momento entró en estado de shock, se refugió en el palier de la torre 12 y cuando llegó la policía, se acercó al jefe del operativo y frente al cuerpo de Díaz, le dijo: «Este muchacho es mi amigo, lo mató el ‘Pity’ Álvarez».
En el expediente se probó que luego del crimen, Álvarez descartó el arma homicida en una alcantarilla y que de allí se fue hasta el boliche «Pinar de Rocha» en Ramos Mejía.
«El ‘Pity’ se creía impune a todo porque era famoso. Pasaba la cana y no le daba bola. Fumaba mucha pasta base que lo dejaba paranoico», remarcó.
U.S. recordó a la víctima como «un buen pibe que siempre andaba contento», contó que «remiseaba durante 12 horas para ganarse el mango» y mantener a las dos hijas que tuvo con parejas distintas y descartó por completo los comentarios que indicaban que vendía droga en el barrio: «Nada que ver con que era transa».
«Yo espero que pague por lo que hizo, y sobre todo que se haga justicia por la hija, que a la nena le pague los estudios y los mejores psicólogos porque ella bajó y vio al padre con los tiros en la cara», concluyó.
Fuentes judiciales indicaron a Télam que el inicio del juicio por el asesinato de Díaz, a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 29, estaba previsto para el pasado 20 de abril, pero por la pandemia del coronavirus se pospuso sin determinarse una nueva fecha.
Álvarez está imputado de un «homicidio agravado por el uso de arma de fuego», delito que contempla una pena de 10 a 25 años de cárcel.
En el mismo debate, «Pity» será juzgado por violencia de género por un hecho denunciado en noviembre de 2016, en el que lo acusan de haber encerrado y golpeado a una expareja y otra joven durante seis horas, cuando se encontró con ellas en la localidad bonaerense de Florencio Varela para recibir el pago de un show.
El defensor oficial del músico, Javier Marino, se limitó a informar que «la causa todavía está en tramite» y confirmó que solicitó varios estudios psicológicos y psiquiátricos para la instrucción suplementaria del debate.
El cantante está alojado en el sector del Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (Prisma) del hospital del penal de Ezeiza, donde se le realiza un tratamiento por su adicción a las drogas.
Un allegado al músico expresó que «Pity» permanece gran parte del día sedado por las pastillas, que «sufrió muchísimo la abstinencia», que «se acostumbró a la realidad», que «engordó bastante en el penal» y que desde que está detenido «reforzó el vínculo con su madre y con su hija, de 6 años».
Álvarez se negó a declarar ante la Justicia y la única vez que se refirió al hecho fue cuando, tras permanecer casi un día prófugo, el 13 de julio de 2018 se entregó en la comisaría 52 y dijo: «Lo maté porque era él o yo. Y creo que cualquier animal haría lo mismo».
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