Desde el sector aseguran que hay una demanda contenida y que luego del aislamiento podría haber un rebrote de la actividad.
A la parálisis de más de dos años que atravesaba el mercado inmobiliario en la Argentina se sumó el freno de gran parte de la actividad económica producto de la pandemia de coronavirus, que ya lleva casi 80 días. Sin embargo, desde el sector no todas las miradas son escépticas: hay quienes aseguran que existe una demanda contenida y que luego del aislamiento podría generarse un rebrote en la actividad, al tiempo que apuestan a que se motorice la construcción y las herramientas que permitan la venta en pozo.
Además, la caída de los precios de las propiedades en dólares –que se evidencia más marcadamente desde el inicio de la cuarentena– podría seducir a inversionistas con ahorros en moneda extranjera. No obstante, desde el sector no pierden las esperanzas de una posible reactivación de planes de crédito por parte del Gobierno que apunten a la clase media.
“El sector, como gran parte de los rubros de la economía, ya venía con una crisis muy marcada antes de la pandemia. Estábamos registrando cifras, según el Registro de la Propiedad, similares a las de 2001 y 2002. Una vez declarada la pandemia el mercado se detuvo totalmente, en el último mes se efectuaron en la provincia de Buenos Aires solamente 8 escrituras, con lo cual más del 99% de la operatoria estaba detenida”, evaluó en diálogo con DIB el presidente del Colegio de Corredores y Martilleros Públicos de la provincia de Buenos Aires, Juan Carlos Donsanto.
No obstante, se mostró esperanzado en que se reanude por completo la actividad en las próximas semanas y aseguró que ya piensa en la pospandemia. “Lo que necesitamos es volver a trabajar. Hoy en casi 100 de los 135 municipios se reabrieron las oficinas y se están pudiendo mostrar propiedades”, indicó. Asimismo, dijo que el permiso para que puedan efectuarse mudanzas también generó cierto alivio.
Días atrás, se conoció la propuesta del regreso al mercado del denominado Certificado de Depósito para la Inversión Inmobiliaria (Cedin), un instrumento que nació en 2013 y que permite el blanqueo de capitales sin penalidades para la compra de propiedades en pozo. La iniciativa, propuesta por la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), parte de la base de la existencia de un nutrido grupo de ahorristas que tienen el dinero bajo el colchón, es decir, fuera del circuito de la economía formal, y que mediante esta herramienta podrían volcarlo en ladrillos.
“Sin dudas en la medida que surjan herramientas, líneas de créditos o Cedines, se ayudará a reactivar la actividad”, opinó al respecto Donsanto, quien semanas atrás se reunió con la ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat, María Eugenia Bielsa, con quien dijo “se barajaron distintas posibilidades para el repunte del mercado”.
En ese sentido, el titular de Martilleros bonaerense consideró que el Cedin es uno de los tantos instrumentos que podrían ayudar a sacar a flote la actividad. “También se ha anunciado un plan de inversión importante para la construcción de viviendas y otros planes que pretenden reactivar aquellas obras que estaban detenidas y facilitar emprendimientos que van de 5 a 10 unidades. Creo que esto va a ayudar, teniendo en cuenta que la construcción ocupa mucha mano de obra. Es importante reactivar ese sector y generar herramientas desde el Estado que le permitan el acceso a la vivienda a la gente”, evaluó.
Qué pasa con los precios?
Quienes apuestan a la baja de los precios de las propiedades también hablan de menores costos en la construcción, en dólares, lo que seguramente forzará una caída en los valores de los inmuebles nuevos.
“Las expectativas no son buenas. Probablemente la economía no arranque hasta el año que viene. Pero si lo miramos en otro sentido, las propiedades han bajado un 30% y hasta un 40% en dólares. Quiere decir que aquel que guardó sus dólares podría hacer un buen negocio. Hoy una propiedad por la que llegamos a pedir 80 mil dólares, y que ya había bajado a 60 mil, se puede comprar por 45, 48 ó 50 mil dólares”, explicó a DIB Carlos Hugo Esteban, presidente del Colegio de Martilleros de Bahía Blanca.
En ese sentido, dijo que “si queremos reactivar la economía hay que fomentar la construcción”, y planteó que un metro cuadrado ya no podrá valer entre 1.500 y 2.500 dólares en el mercado, cuando a la constructora le cuesta 700”.
Respecto a un instrumento como el Cedin, Esteban sostuvo que “todo lo que facilite a la clase media poder tener su propiedad, que es la que mueve el mercado, será bienvenido”, pero volvió a plantear una mirada escéptica en relación a los tiempos de reactivación: “Yo no lo veo hasta el año que viene”.
Por su parte, el titular del Colegio de Martilleros de Mar del Plata, Miguen Ángel Donsini, planteó que “el precio lo forma el mercado, que es muy sabio”, y al igual que sus pares insistió en la necesidad de fomentar la construcción como salida de la parálisis económica.
“Creo que para los desarrolladores los Cedines han sido muy buenos, es una herramienta más que puede ayudar al sector de la construcción, uno de los rubros que más trabajo da. En Mar del Plata hay unas 150 mil personas que directa o indirectamente subsisten de la construcción”, señaló.
Por último, los martilleros celebraron el permiso para volver a realizar mudanzas en la provincia de Buenos Aires. “Esa posibilidad ayuda a empezar a movilizar el mercado”, indicó Donsini. “A partir del lunes en Mar del Plata nos permiten comenzar a enseñar propiedades, y a tazar, por lo que vuelve a moverse”, finalizó. (DIB) MCH
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