“La OMS define a la Salud, como el prefecto estado de bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad”
Hoy habiendo transcurridomas dos meses de confinamiento, los ciudadanos perdimos la salud, y no solo por la presencia del Covid 19, nos encontramos hace 70 días aislados de los afectos, sin posibilidad de contacto físico con las personas que son pilares y sostenes emocionales. Los abuelos no ven ni abrazan a sus nietos,no charlan con sus amigos. Los adolescentes, esos jóvenesque atraviesan una de las etapamás conflictivas de sus vidas, con profundas transformaciones biológicas, psicológicos y sociales, se encuentran alejados de su grupo de pares, no están teniendo contacto físico con esos otros iguales con quienes en este momento de transición de la niñez a la adultez, deberían destinar más tiempo que con sus familias, sin embargo,están allí encerrados en sus casas, sin concurrir a la escuela, sin hacer deportes, sin diversión, con aumentos diarios de la conflictividad familiar y emocional.
Los jóvenes que están cursando el último año de los estudios secundarios, ese momento tan especial en la vida de las personas, año donde los vínculos se fortalecen y cobran sentido seis años de convivencia. Nos estamos preguntandolos adultos como sobrellevan esta situación? Y en todo caso, les estamos preguntando a ellos que están sintiendo? se está midiendo y evaluando la angustia, la incertidumbre y la desazón? Ellos también se están enfermando y no es por Covid 19.
La UCA dice que el 57% de los hogares han perdido ingresos, Otra encuesta sostiene que ya hay 8 millones de personas que no están pudiendo trabajar, eso que parece un dato económico, debemos obligadamente mirarlo a la luz del impacto social. Qué sería de la economía si no afectara a personas y familias?
Cuál es el impacto emocional y psicológico en una familia donde sus miembros pierden el empleo, que se reducen sus ingresos y afecta abruptamente su calidad de vida? Podemos asegurar que esa familia no está enferma?
Cuando una persona comienza a alejarse de toda su red de relaciones, de sus lazos afectivos, de sus rutinas diarias, de sus momentos de esparcimiento en situaciones de normalidad, seguramente necesitaría la intervención de psicólogos, psiquiatras y terapeutas para abordar los efectos de esas conductas. Toda la población de un país, por un motivo excepcional quedamos abruptamente aislados, distanciados de los afectos, suspendidas las rutinas, imposibilitados de ejercitarnos, con pérdida de empleo y nunca fue pensado en los protocolos de salud el acompañamiento emocional y psicológico de la sociedad. El lavado de manos y el cuidado emocional están en el mismo rango de importancia, morir por contraer covid 19 o por tristeza y depresión lleva al mismo destino, solo que en estos últimos, no hay costo político.
Debemos recuperar el estado de bienestar psíquico y social, que hemos pedidos en esta cuarentena y también aprender y ejercitar la Responsabilidad ciudadana, cumpliendo con las medidas sanitarias de prevención del contagio de Covid 19, y nuestros gobernantes deberán confiar en nosotros.
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