Un artista genial, capaz de encontrar las figuras más inimaginables de un montón de chatarra. Por el amor de una mujer conoció Juan Bautista Alberdi y quiso dejarle parte de su obra intensa.

Este artista plásticoque desarrolló toda su producción en el “arte chatarra” obras realizadas con desechos industriales, con la soldadora como principal aliada.

En Alberdi corría el año 2005, y en una charla de café con el entonces delegado José Luis Perez, surge el mutuo interés por tener un trabajo del artista. Con la colaboración de muchos vecinos que acumularon chatarra, en el playón del ferrocarril, el aporte municipal y el genio de Regazzoni se gestó la obra “El sol del 25” conjunto de figuras enclavadas en el predio del ferrocarril, al costado de la bella estación de primera que tiene Juan B. Alberdi en las vías del Ferrocarril General San Martín.

Las llamativas esculturas que Regazzoni desparramó por el mundo tienen un enclave en Alberdi, allí sobre un bugui del ferrocarril el retrato del inspirador de la Constitución Nacional, el majestuoso toro, hecho con restos de arados y autos viejos y el cocodrilo se destacan y serán sin dudas con los años un mojón obligado de quienes se interesen por el artista del ferrocarril.

Carlos Regazzoni, un enamorado del ferrocarril, eligió vivir en los galpones de Retiro en una época muy creativa de su vida, recorrió el mundo, se hospedó en vagones, y con restos y deshechos de vías y vagones construyó al artista que conquistó el mundo con su genio, sin descartar rasgos de su personalidad que armaron el personaje de los cabellos al viento, la verba encendida. Inmenso creativo que dejó un legado en Alberdi, ligado a la familia Perkins-De Ridder, dejó una huella que será valorada en el tiempo por el mundo del arte en Juan B. Alberdi.

Había nacido en Comodoro Rivadavia, revolucionó el arte creando figuras con elementos que otros descartan, Carlos Regazzoni falleció hoy en el Hospital Italiano de Buenos Aires a los 76 años.