Fuente: diario La Verdad
El día 10 de diciembre de 2019 llega una paciente al hospital central de Wuhan, con una infección rara desconocida en pulmones. Tres días después, se suman casos y se descubre que trabajadores de un mercado de animales exóticos de Wuhan se constituían en los primeros portadores de este virus desconocido hasta el momento. Hacia fines de año, precisamente el 30 de diciembre la directora del Hospital Central de Wuhan, Ai Fein, publicó en la red social We Chat sobre el nuevo virus y fue castigada por el gobierno chino. El último día de 2019 recién la Organización Mundial de la Salud (OMS) tomó conocimiento de este extraño virus.
A pesar del reconocimiento del ente rector de la salud mundial, el 3 de enero de este año fueron arrestados 8 médicos del Hospital Central de Wuahn con el cargo de «difundir información falsa». El 11 de enero los medios estatales chinos informaron sobre la primera muerte conocida por el nuevo virus. En todas estas idas y vueltas comunicacionales ya había pasado un mes.
La ciencia y el periodismo
Un estudio de la Universidad de Southampton demuestra que si el gobierno de China hubiera comenzado a tomar medidas de distanciamiento social tres semanas antes, el número de casos de coronavirus en el país asiático se hubiera reducido en un 95%. Entonces los países de todo el mundo hubieran tenido más tiempo para reaccionar.
Ante los acontecimientos, existen sospechas basadas en la realidad, que si hubiera existido información precisa, masiva y de fuente local sin censura, la propagación del virus no hubiera sido tan feroz con sus implicancias en países tan lejanos como Italia, España, Estados Unidos, Irán y la mayoría de los países del globo.
Tomando el informe de la Universidad de Southampton y con un 95 % menos de casos iniciales la capacidad de propagación no hubiera sido la actual. ¿Cuál hubiera sido la tasa de propagación? ¿En Italia y España pasaría lo que está pasando? La falta de información mata y más si el enemigo es invisible y desconocido. Es por ello que es menester de los gobernantes estar asesorados por expertos y difundir verdades y si no lo hace ahí debe aparecer el buen comunicador para revertirlo y alertar.
Ante este panorama sombrío que observamos hoy y con tantos ingredientes geopolíticos y sanitarios que solo la historia y el paso del tiempo lo juzgarán, las comunidades relacionadas a la ciencia, el conocimiento y la producción de productos tecnológicos de alto impacto social, nos sentimos inmensamente comprometidos y en la necesidad de divulgar y enaltecer instituciones generadoras de conocimiento como las Universidades, los profesionales de la salud y el periodismo serio e independiente.
Hoy más que nunca entre todos debemos bregar por la continua búsqueda de la ciencia de las vacunas y remedios que sirvan para revertir esta pandemia como así también por la divulgación de información veraz sobre medidas de protección, indispensables para minimizar la velocidad de contagio.
Y ante el próximo desafío que se avecina en nuestro país, la necesaria carrera por sumar los recursos técnicos y profesionales de la salud para lograr llegar a satisfacer de la mejor manera posible la demanda extraordinaria de una pandemia de estas características.
Que el conocimiento de la ciencia y la verdad de la información precisa, sea la Bandera en estos momentos difíciles de toda la comunidad y tendremos elementos indispensables para minimizar la batalla y ganarla con el menor impacto posible.
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