En una conferencia de prensa que se desarrolló el domingo, el Presidente de la Nación acompañado por el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Horacio Rodríguez Larreta, y el Gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y en contacto permanente con todos los gobernadores provinciales, anunció la suspensión de las clases en todos los niveles de enseñanza, el cierre de las fronteras y una serie de drásticas medidas destinadas a detener la propagación del virus en todo el territorio nacional.
Con un mensaje coloquial pero firme, Fernández supo trasmitir a la población cuál es la gravedad de la situación pero, al mismo tiempo, señaló que se deben cumplir -al pie de la letra- las normas establecidas por las autoridades y que todas las herramientas con las que cuenta el Estado –nacional, provincial y municipal- están orientadas para proteger la salud de todos los habitantes.
Las palabras del presidente y el ámbito de respaldo político que mostró la foto de la conferencia, tuvieron una repercusión positiva que esta vez superó la retórica y la escenografía para comprobarse en el trabajo mancomunado que vienen cumpliendo las distintas jurisdicciones de gobierno y los diferentes colores políticos que tienen responsabilidades de gobierno.
Ahora, todos juntos, debemos encolumnarnos -desde el lugar que nos toca- para colaborar en una lucha colectiva que no admite desertores porque cualquier deserción individual puede abrir el flanco propicio para el coronavirus se meta.
Debemos estar “atentos y vigilantes”, dijo el Presidente para graficar una actitud que requiere cumplir con los cuidados que aconsejan los profesionales de la salud y ser solidarios al asegurar que ese cumplimiento compromete al conjunto de la sociedad.
Al mismo tiempo, esta situación requiere de la templanza necesaria para no entrar en pánico y, en lo posible, contener a aquellas personas que llevadas por la aflicción caigan en la desesperación.
Hay que quedarse quieto para que el virus no circule. Hay que mantener distancia con el otro para no ser vía de contagio.
Paradójicamente, con nuestra inmovilidad estaremos protagonizando una movilización multitudinaria contra la pandemia y manteniéndonos suficientemente alejados estaremos más cerca que nunca -uno con el otro- para luchar juntos y a la par contra el enemigo común.
Amigo lector, hoy más que nunca, lo principal es la salud. Y ese el tema prioritario.
Atrás quedaron los otros asuntos de la agenda y afuera quedaron los prejuicios que nos separan y todas las grietas que desarman nuestra fortaleza como comunidad organizada.
Tal vez, esta experiencia también sirva para derrotar a la soberbia sectorial y para unirnos en el reconocimiento mutuo de comprobar que todos somos parte de un destino común.
Hasta el miércoles, buena semana.
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