Si bien el confinamiento continuará con fecha incierta, más allá de los plazos que se vayan estableciendo, se vuelve necesario ayudar a pensar la construcción de nuevas formas de comunicarnos que se prolongarán más allá del aislamiento.
Lo cierto, es que durante el aislamiento y parte del post, la comunicación nos obligó – y obligará – a requerir nuevas estrategias, o mejor dicho, acentuar algunas que ya estaban, como la comunicación virtual a través de dispositivos tecnológicos.
Volviendo aún más atrás, a nuestra vida antes del aislamiento, convivíamos con la comunicación virtual codo a codo con la necesidad de comunicarnos personalmente, esa carga afectiva que le agregamos a cada encuentro, complementada con el lenguaje de los movimientos del cuerpo, el tono de voz, la gestualidad en el rostro, la actitud. Esta carga necesaria de complementos que le agregamos voluntariamente o involuntariamente, que nos hace diferenciarnos de los animales o las máquinas. Oímos lo que nos dicen, pero vemos, escuchamos y sentimos de que manera a través de la expresión del otro.
Todo eso ahora ya no lo contamos en gran parte, y en muchas otras, la lectura, simplemente la lectura, nos acerca una buena noticia o una mala usando el mismo texto, sin alterar su narrativa, en el mismo idioma, y totalmente despersonalizada.
Es entonces en este momento, donde ahora la carga afectiva y la gestualidad del otro no está, la construimos en nuestra imaginación, teniendo en cuenta otros factores como nuestro contexto, quien es el autor de ese texto, en qué momento del día nos encuentra. Y es acá, donde a veces se vuelve crucial “acertar de que manera me lo dijeron”, donde todo depende de nosotros, y somos nosotros quienes recibimos ese mensaje y agregamos lo que antes era del otro, sus gestos, su intención, su contexto.
Eso que antes era del otro, ahora es nuestro, lo creamos en nuestra imaginación.
Quienes no podamos adaptarnos o agotamos la capacidad de evaluar opciones, perderemos oportunidades, nacerán malos entendidos, buenas noticias será malas, y todo se alejará de la realidad.
Hasta la próxima semana…
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