El Var de la polémica (bienvenidos al S.XXI). El desarrollo de la tecnología ha sido el gran protagonista de los grandes avances científicos en innumerables aspectos que modifican nuestra vida, fundamentalmente en el último siglo y en un ritmo extremadamente veloz y continuo en lo que va de este milenio. Fibra óptica, celulares inteligentes, videollamadas, el proyecto Genoma Humano, automóviles sin conductor, paneles solares, corazones artificiales, impresiones 3D,…… y por supuesto, nuestra infaltable pasión futbolera no podía quedar afuera de esta inexorable realidad, de este inevitable progreso: el “VAR”, esa polémica innovación cuyo objetivo sería ayudar a que el árbitro corrija errores y se haga justicia con decisiones mucho más precisas.
Ya lo dijo nuestro querido Alejandro Dolina, “el ser humano tiende a la perfección, está condenado a ello”.
Pero esto es realmente así? Es el VAR un avance positivo o desvirtúa la naturaleza del juego? Mejora la aplicación de la justicia o condiciona las apreciaciones subjetivas que debe tener el árbitro?
Y yendo un poquito más adentro… sabemos cuánto cuesta la aplicación de esa tecnología? (cuando se enteren se caen de espaldas). Quienes serían los beneficiados económicamente? Quienes “manejan” este negocio?
Lo cierto es que si nos remontamos en el tiempo, veremos que el futbol antiguamente se jugaba sin árbitro. La honestidad y caballerosidad de los jugadores eran suficientes para acordar y respetar las decisiones entre ellos. Sólo había un “delegado”(umpire) del equipo detrás del arco rival para contabilizar los goles y solamente eran convocados al centro del campo para consensuar en el caso excepcional de que se presentara un desacuerdo en la interpretación de alguna de las pocas reglas existentes. La figura del árbitro aparece mucho después y fuera del campo de juego. Solo actuaba en el caso que los umpires (ampaiers) no concordaran, y su decisión era final. Recién en 1891 se convierte en un protagonista más dentro del campo de juego siendo el único en poder aplicar y sancionar todas las reglas del juego, y los delegados se convirtieron en jueces de líneas (hoy árbitros asistentes).
Es apasionante seguir la cronología de los cambios e incorporación de reglas que han ido modificando y dando forma al futbol de estos días, pero volvamos al VAR:
Primero es necesario dejar de lado cualquier intención subjetiva de manipulación, deshonestidad, favoritismos, etc que obstaculizarían cualquier análisis.
En mi opinión, la tecnología puede hacer un importante aporte al control del juego, pero habría que buscar otra forma, sin “deshumanizar” el rol del árbitro, que al igual que los jugadores, puede cometer errores. El VAR no puede reemplazar a las decisiones del árbitro ya que de esta forma, éste pierde su esencia como tal.
Evidentemente, la continua consulta y su revisión posterior, hacen del juego algo muy tedioso. Las interrupciones prolongadas y permanentes son fastidiosas y el juego pierde continuidad en esos largos y desgastantes períodos de espera.
El protagonismo del responsable del monitoreo se muestra como excesivo y entrometido. Tengo la sensación de que tiene más protagonismo que el propio árbitro, quien se ve más que respaldado por el Var, condicionado por aquel que tiene las cámaras frente a sí. Las “sugerencias” deberían mostrarse más objetivas y no condicionar la subjetividad del árbitro, que, en el marco de su arbitraje puede interpretar lo que sucede a pocos metros de su persona en cuanto a la intencionalidad de algunas acciones por parte de los jugadores.
La capacitación del personal y la unidad de criterio es clave. El VAR está a punto de desembarcar en nuestro fútbol. Considero que no estamos lo suficientemente preparados. Como en casi todo lo apresurado e improvisado que se hace en nuestro país, corremos serios riesgos de generarnos un problema de difícil retorno en lugar de minimizar el error. El caso de la aplicación en la CONMEBOL es un claro ejemplo.
Los árbitros no son el problema en esta historia. Aplican las reglas y utilizan las herramientas que tienen (y en algunos casos les imponen) como ayuda. Lejos quedó esa admirable caballerosidad de antaño, y claro está que a medida que se aumenta la complejidad de los controles crece proporcionalmente la capacidad de reclamo no sólo de los jugadores y directores técnicos, sino también de dirigentes, periodistas, público y cuanto llorón pase cerca. Personalmente, y sin renegar de la tecnología, (el futuro será con VAR), prefiero un arbitraje más humano y menos tecnológico, donde los protagonistas sean las personas y no las máquinas. Que el desafío sea prepararlos aún mejor y darles la seguridad del que domina todos los aspectos de la profesión. Habría que revisar más profundamente cuáles son los verdaderos intereses que hay detrás del VAR. Hasta ahora no se ve muy claramente y pareciera que “el pato le tira a la escopeta”. Pero esas cosas son propias de nuestro futbol y lamentablemente ya estamos acostumbrados. Solo como ejemplo, fíjense lo que pasa con nuestro futbol femenino: tenemos una selección nacional que participa en mundiales, pero casi no tenemos desarrollo en el interior. Si miramos los resultados (que nada tiene que ver con las deportistas) nos daremos cuenta rápidamente que lo que verdaderamente les interesa a los popes de nuestra asociación no es precisamente fortalecer el desarrollo del deporte con una mirada federal más allá de bonitos slogans que dejan en claro el “compromiso con el progreso de este deporte”.
BIENVENIDOS A LA ERA DE LA TECNOLOGÍA DE ALTA VELOCIDAD (donde el más lerdo le ceba mate a la liebre).
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